La práctica en La Nave fue para mí, un lugar de encuentro con mi cuerpo y espíritu, me ayudó a soltar la cabeza y a atener paz y concentración en el día a día. El yoga me ayuda a escucharme, y escuchar a los otrxs, saber que necesito para mi tranquilidad en tiempos de conexión o des-conexión. La Nave ya existía pero ahora se materializó por fuera de lo virtual, y es hermoso. ¡Gracias Agustina!
